Ya están muy cerca los reyes magos y la emoción crece cada vez más. Seguro te sorprenderá saber que existió un cuarto rey mago con el que ahora vamos a platicar, descubrirás una historia de amor y entrega.

Tivarcito: Rey Artabán, se dice que usted es el cuarto rey mago que no llegó a Belén.  

Artabán: Así es, Melchor, Gaspar y Baltazar me escribieron para confirmar la noticia que ya había escuchado; ¡Nacería el salvador! Así que me preparé y escogí tres regalos; un diamante, un jaspe y un rubí. Me puse en marcha para encontrarme con los otros tres reyes, pero nunca llegué.

Tivarcito: ¿Qué fue lo que pasó?

Artabán: Pues que cuando caminaba hacia nuestra cita me encontré con un pobre hombre que lo habían robado, estaba herido así que me detuve a ayudarle y como se quedó sin nada le di el diamante. Cuando llegué a donde me esperaban los otros reyes, ya no estaban. Me dejaron una carta para que siguiera el camino y los encontrara.

Tivarcito: Y los encontró más adelante…

Artabán: No, hice todo lo que podía, forcé mi caballo lo posible, pero sufrí un accidente. Así que cuando llegue a la ciudad estaba sucio y con las ropas rotas. Lo que vi era horrible, lo único que se me ocurrió fue darle a un soldado el diamante que llevaba para que salvara la vida de uno de los pequeños que estaban sacrificando.

Tivarcito: Pero ahí ya estaban los reyes, ¿no los vio?

Artabán: No, resulta que al verme tan sucio y con piedras tan preciosas, dudaron de mi y me encerraron en la cárcel durante mucho tiempo.

Tivarcito: Que lástima, ¡todo le fue mal!

Artabán: Fue muy duro, pero gané lo más valioso. No me vas a creer pero ya viejo salí de la cárcel y vi cómo estaban vendiendo a una muchacha. Aunque era lo que se usaba, a mi no me parecía bien, por lo que saqué jaspe que me quedaba y lo cambié por su libertad. Entonces Dios llegó por mi y me dijo que lo que había hecho por los demás lo había hecho por él. Tomó mi mano y me llevó al lugar más bello, ¡estoy junto a Él!.