Hace mucho tiempo, los portugueses le empezaron a decir Coco a un fantasma de cabeza esférica y hueca. Es posible que sus costumbres se hayan mezclado con las de Etiopía, un país de África donde se habla de un monstruo de color negro llamado Cus.
Después, en una de las expediciones del portugués Vasco de Gama por el sur de India, los marineros empezaron a llamar con este nombre al fruto del cocotero, porque su cáscara, que tiene tres agujeros, se parece a una cabeza con ojos y boca.
En resumen, Coco fue el primer nombre que los niños le dieron a ciertos frutos redondos, de ahí se aplicó al fantasma y luego al fruto del cocotero. Muchos niños de hoy saben que el Coco no existe, aunque a veces recordemos la canción que dice:
“Duérmete, niño, Duérmete ya, que viene el coco y te comerá”.